TRÁNSITOS
El calvo se queja de que cago mucho. Lo dice cada día, cuando me quita la mierda de la arena. Tiene una pala pequeñita, con agujeros. Está muy bien pensada: recoge las cacas, y la arena se escapa por los agujeros. Una cosa utilísima.
Yo, la verdad, es que no sé qué pensar. Sí que es cierto que voy de vientre varias veces al día, pero qué se yo si mi frecuencia es o no normal. Para eso están los entendidos. Que le pregunte a la veterinaria si tan preocupado está.
Una cosa fascinante, eso sí, es este instinto nuestro de esconder lo evacuado. Aquí voy a parar, una vez más, a mi desprecio por los perros. Como siempre he dicho, qué se puede esperar de un animal que no es capaz ni de recoger su propia mierda.
Pues lo que te decía: que somos limpios por naturaleza. A veces, después de aliviarme, amago con irme y dejarlo ahí, sin más. Pero oye, que es que no puedo. A los dos segundos estoy volviendo a taparlo. Un instinto, vamos, la palabra lo dice todo.
La rubia, últimamente, protesta bastante porque otros gatos vienen a cagarse en el jardín. En la zona de los rosales, sobre todo. Qué le vamos a hacer: hasta en las especies más refinadas hay garbanzos negros. La excepción que confirma la regla, vamos.
Los gatos callejeros, ya se sabe, suelen caer en la marginalidad. La vida en la calle, que es leonina, no admite demasiados refinamientos. Es un problema social al que no se le pone solución. Intereses creados, seguro. Yo, por suerte, lo digo siempre, pude escapar de un destino más que incierto y llegar a lo que hoy soy. Lo que no quiere decir que reniegue de mis orígenes. No soy de ésas.
Yo, la verdad, es que no sé qué pensar. Sí que es cierto que voy de vientre varias veces al día, pero qué se yo si mi frecuencia es o no normal. Para eso están los entendidos. Que le pregunte a la veterinaria si tan preocupado está.
Una cosa fascinante, eso sí, es este instinto nuestro de esconder lo evacuado. Aquí voy a parar, una vez más, a mi desprecio por los perros. Como siempre he dicho, qué se puede esperar de un animal que no es capaz ni de recoger su propia mierda.
Pues lo que te decía: que somos limpios por naturaleza. A veces, después de aliviarme, amago con irme y dejarlo ahí, sin más. Pero oye, que es que no puedo. A los dos segundos estoy volviendo a taparlo. Un instinto, vamos, la palabra lo dice todo.
La rubia, últimamente, protesta bastante porque otros gatos vienen a cagarse en el jardín. En la zona de los rosales, sobre todo. Qué le vamos a hacer: hasta en las especies más refinadas hay garbanzos negros. La excepción que confirma la regla, vamos.
Los gatos callejeros, ya se sabe, suelen caer en la marginalidad. La vida en la calle, que es leonina, no admite demasiados refinamientos. Es un problema social al que no se le pone solución. Intereses creados, seguro. Yo, por suerte, lo digo siempre, pude escapar de un destino más que incierto y llegar a lo que hoy soy. Lo que no quiere decir que reniegue de mis orígenes. No soy de ésas.
Etiquetas: circunstancias
2 comentarios:
Pues por lo menos yo cago fuera de casa que tu te lo haces todo en ella, no se que es peor, tanto refinamiento y al fin y al cabo cagas en una caja que si no fuera por el calvo estaria llena de mierda enseguida... en eso hay que reconocer que los perros somos más aseados, te guste o no pues no tenemos la costumbre de hacerlo en casa.
pd: no me gustan las conversaciones tan escatologicas, dice mucho de ti que dediques una entrada a tus evacuaciones!!!
Ehm, corrígeme si me equivoco: tus amos también evacúan en la intimidad de su domicilio. Vamos, que espero que no lo hagan en la puerta xDDD
En cuanto a lo de aseados...no os laváis, por poner un ejemplo. Nosotros no necesitamos que nos bañen -a pesar de que a mí sí que me bañan-, pero vosotros...
Por lo que respecta a la escatología, a mí no sólo me gusta, sino que me apasiona. Comprende que, en tanto que dueña del panfleto, hable en él de lo que me apetezca :)
Lamidos.
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