jueves, 2 de octubre de 2008

SECUELAS


Pues sí, ya estoy esterilizada. Fuera útero, ovarios y toda la mandanga. No he tenido tiempo siquiera de plantearme si quería ser madre. Es lo malo de ser gata: que no te tienen en cuenta a la hora de las decisiones.

Seré franca: el quirófano me dio repelús, aunque, a la hora de la verdad, la cosa fue relativamente sencilla. Un pinchazo en una pata, anestesia y adiós. Lo siguiente, despertarme atontolinada al cabo de un par de horas.

Anoche, la verdad, estaba algo jodida. Quieras que no, la herida te limita los movimientos, aunque he podido seguir subiéndome de un salto al sofá sin demasiados problemas.

Desde aquí te lo digo: lo peor, la estética. Un costurón del quince en plena panza. Si encima le añades el afeitado correspondiente, estoy como para salir en la tele. Con lo que yo he sido.

Más que dolores, lo que siento es como un picazón, amén de la sensación extrañísima de tener medio vientre recosido. A veces me lamo el rajón, a ver si se me pasa el picor, pero no hay tu tía.

Encima, me tienen que medicar durante casi una semana. Esta mañana, a traición, el calvo me ha abierto la boca y me ha echado dentro una pastilla que me ha llegado a lo más profundo. Al tratar de respirar, me la he tragado sin querer. El muy cabrón, parece que no, pero sabe lo que hace.

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2 comentarios:

Blogger Kenia ha dicho...

Vaya, ahora debes de ser lo más parecido a un gato afeminado. Afortunadament no entra en los planes de mis amos ese mal trago... por algo tengo yo un pedigrí impresionante, namás faltaria. Pues ahora si que a la vida loca sin temer por las consecuencias (como la mayoria de las gatas que os poneis a parir sin pensar en dada mas y ala!!! luego todo de hijos desperdigados por medio mundo, menos en China que se los comen, o eso he oido). Y digo yo, ¿no hubiera sido ménos doloroso, y costoso, la abstinencia? jejejeje

Bueno hagamos una pequeña tregua, que te mejores.

3 de octubre de 2008, 11:56  
Blogger MINA ha dicho...

Agradeciendo tus buenos deseos, no puedo dejar de afearte el clasismo que desprenden tus palabras. Por lo del pedigrí, digo.

Yo soy también de lo que puede llamarse "pura raza". Siamesa y tal. Pero no me gusta alardear de ello: simplemente nací así por una combinación genética en la que poco tuve que ver. Me gusta definirme como una gata del mundo, vamos.

Y mira, la operación, aunque molesta, me evitará todo el coñazo ése del celo. Verás qué contentos se pondrán tus amos cuando vayas poniendo el culo en pompa al primer congénere masculino que te encuentres.

Yo es que soy más selectiva que todo eso :)

Lamidos.

3 de octubre de 2008, 12:33  

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