lunes, 20 de octubre de 2008

BÚSQUEDAS


Al calvo, ahora le ha dado por investigar por qué ronroneo. La otra tarde se tiró dos horas delante del ordenador, hasta que dio con una web en la que decían no sé qué de la vibración de la sangre por una vena que nos pasa entre los pulmones. O algo así, yo es que a estas chorradas no les presto mucha atención.

Qué carajo me importa a mí por qué ronroneo. Ronroneo y ya está. Que la verdad, no lo hago porque sí: da un gusto que te cagas. El runrún se te mete así como por todo el cuerpo, y te entra una relajación que lo flipas.

Relajarse, eso es lo que les convendría a los panolis. Ahora tienen un par de interesados en el piso, y están más insoportables que de costumbre, que ya es decir. Tanto esperar a salir de la ruina más descarnada, y cuando lo tocan con la punta de los dedos, se vienen abajo. Debilidad de carácter, no hay más que verlo.

Si fueran gatos, era provocarse el ronroneo, y se quedaban más anchos que largos. Mano de santo.

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