VANIDADES
Ayer vino a casa la familia de la rubia -padres, hermano y novia de este último-. En general, no me gustan demasiado las visitas, ya que yo soy de natural reservado para con el desconocido. Al final, por aquello de la cortesía, me instalé en el mullido regazo de la madre de la rubia a echar una cabezadita. Le acabé cogiendo ternura a la señora, lo más parecido a un sofá andante -por dimensiones, digo- que he visto jamás.
A lo que iba: que me estuvieron todo el rato piropeando. Que qué guapa, que qué ojazos, que qué graciosa. Lógicamente, acabé con un subidón de autoestima del 15.
Es que, no es por presumir, pero estoy que rompo. Lo de la falsa modestia no va conmigo.
Etiquetas: esencias
6 comentarios:
Guapetona, no te metas con mi madre, ehhh? A ver cómo te vas a poner tú después de que te capemos... Disfruta ahora de tu estilizada silueta, que tiene los días contados...
Mis genes son tan exquisitos que mi esbeltez está más que garantizada. Don't worry, my dear
Que bueno, yo quiero ser participe del antes y el despues de tal operación ¿estetica? jejeje. Claro, ya se sabe que las gatas, a diferencia de nosotras, sois bastante "ligeras" y acabais con el primero que maulla. Nosotras somos más selectas :P
Ah, otra vez tú por aquí...refréscame la memoria, que me pierdo. ¿Qué eras, perra o hipopótama? xDD
Que mala que es la envidia!!!
Pues yo, cuando soy buena, soy buena, pero cuando soy mala, soy mejor :P
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio