martes, 13 de enero de 2009

ABISMOS


A los panolis, definitivamente, se les ha jodido la venta del piso. Una catástrofe, según ellos. A mis ojos, no hay cambio alguno: sigo viéndolos igual de pringados. Dura lex, sed lex.

En el fondo, ellos sabían que la cosa no iba a salir. Tanta buena suerte, en su caso, no es posible. La rubia, mismamente: de verse en un todoterrenazo, a comprarse deprisa y corriendo un cochezucho de dos mil euros, para salir del paso. Ya sabes que el suyo se lo destrozaron no hace mucho. Lo que te digo: que los ha mirado un tuerto.

Estos días, el calvo la lleva a que le hagan ejercicios de rehabilitación, porque ha quedado algo tocada del cuello. Cada día, a mediodía, se montan en el coche de él -el superviviente-, y a la clínica. El calvo, así, ejerce de marido solícito, que no le viene mal, de tanto en tanto.

La rubia, estar de baja es algo que lleva fatal. Como es de natural hiperactivo -qué diferencia con el otro, a medio camino entre humano y koala-, eso de pasarse el día en el sofá como que no va con ella. Así va, toda dejada, con una ropa de estar por casa que da repelús.

Yo, por mi parte, le he cogido gusto a subirme a la cornisa de la chimenea. Está calculado: del brazo del sofá, a la tele, de la tele, a la cornisa. Desde allí, al lado del Buda dorado -al calvo es que lo dorado lo pierde: es como las urracas- puedo contemplar todo el salón. Me da una sensación de poder que te cagas.

Parece mentira lo que hace ver las cosas desde las alturas.

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Enviaremos tu CV al "Cirque du Soleil" (por tus habilidades saltarinas)

15 de enero de 2009, 22:45  
Blogger MINA ha dicho...

Si está bien pagado, ya estás tardando.

21 de enero de 2009, 23:08  

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