REENCUENTROS
Aquí estoy otra vez. Sí, ya lo sé, te he tenido abandonadísimo. No esperes que te pida disculpas: ya sabes que no soy de ésas.
En todo este tiempo, no he escrito, básicamente, porque no me ha apetecido. Que no me ha dado la gana, vamos. Habrá sido el cambio de estación, vete a saber.
Pero en fin, lo que cuenta es aquí me tienes. Físicamente no he cambiado mucho. Algún gramo de más, algún centímetro más alta. Pero poca cosa. Ya llego casi al año, y según la veterinaria, mi crecimiento ha tocado techo. Es lo que hay.
Según los estándares, ya soy adulta. Yo, la verdad, me noto igual. Psicológicamente, quiero decir. Total, sigo haciendo lo que me da la gana.
Ahora he cogido la costumbre de acostarme en la estantería de las toallas. Como ya va entrando el buen tiempo, dan menos calor que las mantas, y son igual de mullidas, sino más.
El sofá lo tengo destrozado, y el canapé de la cama de matrimonio va por el mismo camino. Qué quieres: en algún sitio tendré que hacerme las uñas.
Y no me vengas con los rascadores ésos absurdos. En confianza, te diré que esos rascadores son una estafa total, un sacacuartos. Cualquier gato te los tiraría a la cara, si pudiera.
Los panolis siguen como siempre, a lo suyo. El calvo no hay manera de que adelgace, pero la cerveza no la deja, menuda barriga, y la rubia, yendo en bici, se ha lesionado una cadera. No sé qué del trocánter o algo así, yo es que a estas cosas no les presto mucha atención. Cada día va a la fisioterapeuta y sale igual que entra.
La rubia sigue con el cochezucho ése que se compró de segunda mano, te acordarás. Por las mañanas, al arrancarlo, hace un ruido que te cagas. No te quiero decir cuando, a veces, llega a las tantas de trabajar. La perra del vecino, en cuanto lo oye, se lía a ladrar. Y para que la pánfila ésa ladre.
Etiquetas: circunstancias
6 comentarios:
Hola, Mina.
Hace tiempo que te leo, pero el intemperante de mi dueño nunca me deja acercarme a su ordenador. Que si las patas, que si las uñas, que si no lo sé utilizar... Siempre creyéndose que lo que él hace es tan importante. ¡Como si a alguien le interesase! Tendrías que ver lo que dicen de él algunos colegas... Yo lo sé porque siempre espío sus conversaciones telefónicas. De vez en cuando me acerco y le dejo que me frote el cuello, para que se crea que me importa, y mientras atiendo a lo que habla y me entero de cotilleos. Di tú que al final tampoco los comparto con nadie, porque los gatos de mi barrio son unos arrabaleros y no me relaciono con ellos; les suelo soltar un par de bufidos y que se vayan a molestar a otra. Ya estoy mayor para aguantar maullidos estúpidos. A dormir y a tomar el sol, que es lo mío. Aunque tampoco voy a negar que cuando tenía tu edad tampoco era muy sociable. Yo voy a lo mío, siempre muy digna. Y a quien no le guste, que le eche azúcar.
Por cierto, lo de andar rascando cosas... Ufff. ¡Qué pereza! A mí nunca se me dio por ahí, ya ves, hasta para eso soy vaga. Y ahora que afronto mi octavo año de vida, me vuelvo más y más comodona. Total, ¿para qué hacer nada? Éste me tiene comidita de la que me gusta, excepto cuando el muy imbécil me compra Friskies light porque dice que estoy oronda, ¡habráse visto! Y yo, mientras me siga comprando mi pienso y mis latitas preferidas, feliz. Sin tener que cazar bichos de ésos que se supone que nos gustan ni andar de puerta en puerta, mendigando sobras. Hay gatos que tienen peor suerte. Yo, cuando me dan mucha pena, les digo que le maullen un par de veces al idiota de mi dueño, que siempre pica. La poca sensibilidad que demuestra con los de su especie la tiene con los de la nuestra. Debe de ser una especie de perversión o algo así. Prefiero no pensarlo. Brrr.
Un abrazo y paciencia para aguantar a ésos dos, que falta te hará. Oye, y la rubia a ver si se recupera, que la pobre no gana para disgustos.
Hola Miau.
Bienvenida a este tu panfleto.
Haces bien en no hacer demasiado caso al tipo ése que te alimenta. Ya sabemos que los bípedos no dejan de ser unos amargados y unos medianías.
Lo bien que lo pasaríamos tú y yo compartiendo una tarde de mantitas y confidencias.
Si se pone pesado, no lo dudes: aráñalo.
Lamidos,
Mina.
NO A TODO me dio tu dirección, y, si te digo la verdad, aunque las gatas no son lo mío (si bien estoy casado con una gatilla), tu ronroneo me ha gustado mucho. No si tendrá relevancia, pero prometo volver.
Piru, eres bienvenidísimo. Como comprobarás, tiendo al egocentrismo, así que cuando más público mejor :)
Lamidos,
Mina.
Hola tonta, se te echaba de menos.
Miau, gracias por tu solidaridad :)
Quise decir "La Rubia". Es que ya he perdido la costumbre.
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