VETOS
Desde hace un par de noches, un gato en celo viene a la ventana a darme el coñazo. No le he prestado gran atención: ni me he molestado siquiera en atisbar su aspecto entre las lamas de la persiana, pero desde luego, si el físico acompaña al sonido, mejor no molestarse.
A través de su maullido, deduzco que se trata de un gato gordo y no demasiado joven. A veces, hasta le cuesta mantener el tono y se viene abajo en medio del reclamo. Que menudo reclamo: suena como el coche del calvo antes de que le arreglaran la correa del ventilador. Una cosa que ponía los pelos de punta.
Lo bueno es que, como sabes, estoy esterilizada, así que, además de repugnarme ya de por sí, el elemento éste tiene cero posibilidades de despertar en mí algún instinto lejanamente erótico. Mis hormonas encabritantes brillan por su ausencia. Sí, qué pasa, no tengo ni tendré vida sexual. ¿Frustrada? Tu abuela.
Lo cierto es que, para ver a lo que llega el sexo felino, casi que me quedo como estoy. Me contaba mi madre que, cuando la montaban -porque siempre la montaban, no existe variedad postural alguna-, el fulano de turno encima le mordía el cuello, no fuera a escaparse. Demasiado buena era: a mí me hacen eso y del zarpazo que le doy en sus partes se le quitan las ganas de morder. Así mismo.
Además, la Madre Naturaleza, a las gatas, al contrario que a las primates superiores, nos ha negado el placer del orgasmo, lo que deriva el acto en un mero metesaca embarazador sin otro objeto que convertirnos en simples vehículos de transmisión de la especie. O sea: que has de aguantar un celo insufrible, a un gilipollas que se te eche encima, y, al final, te quedas como estabas y con un bombo múltiple. Tú me dirás si vale la pena. Yo, desde luego, me quedo con el celibato: para ese viaje no necesito alforjas.
Etiquetas: esencias
4 comentarios:
Qué atrevida es la ignorancia....
Cada uno ha de apechugar con sus características fisiológicas, guapa. No es algo que se elija.
jajajaja de hecho lo elegí yo por ti!
No te lo tengo en cuenta: no me pierdo demasiado. Creo que soy la primera feminista félida (F.F.) de la historia.
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